Cómo elegir una buena Smart TV
Una Smart TV consiste en un pequeño ordenador integrado en nuestro televisor, el cual cuantas más capacidades tenga, mayores y mejores servicios nos prestará.
Cómo se integran las diferentes tecnologías
La experiencia de disfrutar de internet en la televisión no es un concepto nuevo, aunque sí que lo es la integración de diferentes tecnologías para que la tele se conecte sola. Desde hace tiempo es posible vincular un ordenador a nuestra tele y disfrutar de las webs o juegos a pantalla completa. Pero realmente es el ordenador el que está conectado a internet y la televisión se convierte en un simple monitor. Otra variante son los dispositivos TV Box. Se trata de aparatos que cuentan con conexión a internet, procesador, sistema operativo y disco duro. Muchos de ellos traen servicios predefinidos a los que podemos acceder como tiendas de alquiler de películas o series en ‘streaming’, escuchar música descargada o bajarnos aplicaciones o juegos. Es una opción más que interesante para tener internet en nuestra tele, pero poder ver en nuestra televisión lo que se ve en la pantalla de otros dispositivos no convierte a nuestra tele en inteligente.
Cuando hablamos de Smart TV o televisión inteligente nos referimos, básicamente, a una televisión que tiene la capacidad de conectarse a internet de manera autónoma para ofrecernos diversos servicios. Hoy en día una Smart TV requiere de conexión a la Red mediante cable Ethernet o WiFI, un sistema operativo para presentarnos de manera ordenada las distintas funciones a las que podemos acceder, un procesador que agilice la carga de las webs, aplicaciones y el propio sistema operativo, y un disco de almacenamiento para guardar información, grabar archivos multimedia, contraseñas de servicios o las aplicaciones que más utilicemos.
Conexión, sistema operativo y contenidos
Si apostamos por una Smart TV, estos son los aspectos a tener en cuenta:
Conexión a internet: los primeros modelos tan solo incluían la entrada de red Ethernet, lo que nos obligaba a tener una conexión cerca o llenar de cables las habitaciones. Luego llegó la conexión WiFi, pero que necesitaban un adaptador WiFi que se conectaba en una de las tomas USB de la tele. Finalmente, los modelos más modernos traen WiFi Integrado, un concepto que deberemos de tener en cuenta. También es importante que nos fijemos en las especificaciones del WiFi. El estándar WiFi a/b/g/n es el mejor, aunque la velocidad muchas veces depende de la distancia a la que se encuentre el router. Por eso, para garantizar una buena conexión con el televisor, es recomendable utilizar sistemas para ampliar la señal WiFi o dispositivos PLC para distribuir su señal por toda la casa a través de la red eléctrica.
- Sistema operativo: marcas como LG, Samsung, Sony, Panasonic, Philips o Toshiba utilizan sus propios sistemas, que incluyen diferentes contenidos y tienen distintas interfaces más o menos intuitivas. Es complicado hablar de cuál es mejor o peor porque depende de nuestras preferencias y además están en constante actualización. Un usuario de un servicio en ‘streaming’ como Filmin puede tenerlo a su disposición con alguno de estos fabricantes, con otros tendrá que descargarse la aplicación específica, como en los móviles, y en otros puede que no esté disponible. Es importante investigar y preguntar antes. Los sistemas operativos más utilizados son Android, Android TV, Tizen, Firefox OS y WebOS.
Contenidos: los servicios en ‘streaming’ para ver películas o series pueden ser uno de los principales atractivos, pero no lo son menos los a la carta que ofrecen algunas de las principales cadenas. Gracias a ellos podemos ver y escuchar programas o informativos ya emitidos en el momento que queramos y a la máxima calidad. También destacan los servicios IPTV (televisión sobre protocolo IP) de compañías de telefonía, que además de películas y series también ofrecen a través de internet canales de televisión en directo en calidad HD o eventos deportivos.
Conectados a las redes sociales
Las Smart TV también permiten conectarnos a las redes sociales más populares, como Facebook y Twitter. En algunos modelos es posible interactuar con ellas mientras vemos un programa de televisión para hacer comentarios. Esa prestación puede permitirnos olvidarnos del ‘smartphone’ o de la tablet para tuitear, por ejemplo.
Conexiones para periféricos: es importante que nuestra Smart TV tenga la opción de conectar un teclado, un ratón o un ‘gamepad’ bien via Bluetooth o a través de un USB. Escribir claves de acceso o buscar páginas web no es una labor sencilla a través de teclados virtuales en pantalla que nos obligan a desplazar un cursor para localizar la letra deseada y pulsar ‘Enter’ para marcarla. Algunos modelos también incluyen apps para que nuestros móviles se conviertan en completos mandos a distancia. Algunos televisores inteligentes también cuentan con tecnologías como el reconocimiento de voz o de rostro para identificar a sus usuarios y darles acceso a determinados servicios.
Velocidad y almacenamiento
Velocidad: como podéis imaginaros, la agilidad a la hora de acceder a los diferentes menús y servicios de una Smart TV está marcada por las prestaciones de su pequeño ordenador. Los más modernos tienen cuatro y hasta ocho núcleos. Cuanto mejor sean mejores prestaciones ofrecerán.
Capacidad de almacenamiento: ocurre lo mismo, cuanto más tenga mucho mejor. Con el uso tenderemos a bajarnos más aplicaciones, registrarnos a servicios e incluso programar la grabación de espacios que se guardarán en la memoria interna de la tele. También hay que fijarse en la posibilidad de subir contenidos a la nube para ahorrar espacio de almacenamiento.
Además de estas cuestiones relacionadas con la capacidad de conexión a internet, a la hora de elegir nuestra Smart TV también deberemos tener en cuenta los aspectos habituales relacionados con la propia televisión, como la definición (4K Full HD..), tipo de panel (LED, OLED, IPS...), tamaño de pantalla, conectores, sonido, etcétera.
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