Cómo utilizar el aire acondicionado sin arruinarte

Hace calor, ¿verdad? Estás deseando llegar a casa y poner el aire acondicionado hasta que salgan pingüinos de debajo del sofá. Después, claro, llegará la factura de la luz y, con ella, los disgustos. Sigue leyendo si quieres saber cómo estar fresquito en casa sin que el frío se contagie a tu cuenta corriente.

Eficiencia energética

Este concepto puede sacarnos de más de un apuro si sabemos entenderlo y utilizarlo a nuestro favor. La etiqueta energética de la que últimamente oímos hablar en todos los medios de comunicación no es más que una información que los fabricantes de electrodomésticos están obligados a darnos. Esta etiqueta nos informa de cuánta energía necesita un determinado aparato para funcionar y de su impacto medio ambiental. La eficiencia energética se indica mediante un código compuesto por una letra y un color, siendo A+++ verde el nivel más alto y D rojo el más bajo.

Si estás pensando en comprar un aparato de aire acondicionado, te recomendamos que optes por el más eficiente que encuentres. Puede que resulte un poco más caro que los demás, pero al consumir mucha menos energía, te ayudará a ahorrar en la factura de la luz. En poco tiempo habrás amortizado el gasto.

Si ya tienes aire acondicionado, sería conveniente que consultaras a un técnico especialista que te dijera en qué rango de eficiencia energética se encuentra. Puede que te resulte más barato comprar uno nuevo que seguir pagando una fortuna cada vez que tienes calor.

Calor no, pero frío tampoco

El poder de enfriamiento de un sistema de aire acondicionado se mide en frigorías y todos los modelos indican en su caja este dato. Para saber cuántas frigorías necesitamos para enfriar una estancia, basta con multiplicar sus metros cuadrados por su altura, y el resultado por 50. Si sabemos, por ejemplo, que para refrigerar nuestro salón necesitamos 3.000 frigorías, y el aire acondicionado puede dar 5.000, sabremos que no debemos conectarlo a máxima potencia si no queremos que aumente la factura de la luz.

Utilizar el sentido común a la hora de regular la temperatura también nos ayudará a reducir la cuantía de la factura de la luz. Está demostrado que el consumo energético aumenta hasta un 8% con cada grado que hacemos bajar la temperatura. Incluso en los días más calurosos, con 22 grados es suficiente para encontrarse a gusto. Si de repente sientes ganas de taparte con una mantita en pleno agosto, es que te has pasado bajando el termostato.

Trucos prácticos

Intenta aprovechar las horas más frescas del día (por la mañana y al atardecer) para ventilar la casa, así evitarás que se caliente demasiado y que tengas que poner el aire acondicionado al máximo para volver a tener una temperatura agradable. Procura mantener el aparato a una temperatura constante, aunque llegues a casa y haga mucho calor. Evita también abrir puertas y ventanas mientras el aire está en funcionamiento, no le obligues a hacer un sobreesfuerzo emitiendo un frío que se escapa a la calle.

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