Mi bebé no quiere besos
Son muchos los padres que, cuando sus hijos comienzan a hablar y a interactuar, se sorprenden cuando ven que éste no quiere dar besos. Te explicamos por qué esto es así, y por qué le damos tanta importancia.
Es común escuchar a madres y padres que cuentan que su hijo era un niño cariñoso, que a día de hoy todavía de vez en cuando pide algún mimo pero que, cuando van a abrazarle, les rechaza. Bueno, esto puede deberse a que ya no siente pequeño y siente que ha llegado el momento en el que quiere ser él quien decida cuándo quiere tener un contacto físico con alguien y cuándo no. Ha crecido y, aunque para ti sigue siendo tu bebé, él ya no quiere que le estén besando y acariciando todo el tiempo, él quiere autonomía para su propio cuerpo, quiere decidir lo que se les hace y lo que no, de modo que si te enfadas con él y le fuerzas a mostrar o a dar un cariño obligado, estarás interfiriendo en este importante proceso de aprendizaje.
Esto no quiere decir que ya no puedas mimarle más, al contrario: para su correcto desarrollo, deberás demostrarle tu amor con elogios, palabras cariñosas, tiempo y contacto corporal, sobre todo a los más pequeños. Este contacto es una necesidad tanto de ellos como de los padres, ya que es una manera muy intensa e íntima de comunicarse. Si por falta de tiempo o porque tu carácter no es de natural cariños, y no brindas a tu hijo estas manifestaciones afectivas, estarás dificultando que de mayor se relacione con soltura, que sepa dar y recibir afecto de forma espontánea y que pueda expresarse libremente con su cuerpo. No hay límites, no es posible demostrar a tus hijos “demasiado” afecto, porque nunca será suficiente, pero debes escuchar sus deseos y no invadirle si en un momento dado no le apetece. Es importante ver si reacciona violentamente a los abrazos, y también tener en cuenta que no es posible abrazar y besar a un niño de tres meses igual que a uno de tres años. Piensa que el rechazo ocasional tiene una parte positiva: se siente independiente y no se deja manipular.
La evolución
Hay señales claras que indican que el niño no quiere contacto: aparta la cabeza y llora o, si ya es más mayor, empuja y grita. Desde los tres a los seis años, los niños siguen necesitando afecto pero ya no lo demuestran con tanta facilidad por las siguientes causas:
• Empiezan a sentirse mayores y quieren que se sepa, sobre todo si hay hermanos pequeños u otros niños delante. Si van al colegio, seguramente quieran demostrar que ya no es un bebé.
• Ya se controlan, son menos espontáneos y mucho más vergonzosos, además de que empiezan a ser capaces de controlar sus emociones.
• Empiezan a mostrarse más autónomos e independientes y no quieren estar siempre pegado a su padre y a su madre; comienzan a pasar más tiempo lejos de ellos, aunque pasará todavía por algunas etapas en las que pedirán achuchones y contacto físico: al fin y al cabo siguen siendo niños que necesitan cariño.
• A veces este rechazo es consecuencia de un malestar emocional, un signo de celos o de envidia o incluso desilusión, como ocurre muchas veces ante la llegada de un hermanito. No te preocupes: con tiempo y dedicación, volverá a ser el de siempre.
¿Cómo reaccionar?
Lo primero, es tener presente que es normal que los niños muestren preferencia por el padre o por la madre. No es bueno responder con rechazo o chantajes y es bueno tener paciencia con sus cambios de actitud; abrázale cuando notes que lo acepta y lo busca. De todas formas, hay otros modos igual de importantes de mostrar afecto: que se apoye en ti mientras veis la tele, que se meta en tu cama de madrugada… Lo más importante es que esté seguro de que siempre le querías y siempre será lo más importante para ti.
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