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Los primeros pasos de tu bebé

““bebé””

En torno al primer año de vida, unos meses antes o unos meses después, los bebés comienzan a andar. Necesitan para ello mucho espacio, libertad y una estrecha vigilancia, además de unos zapatos y una ropa adecuados. Aprender a andar es un proceso que requiere fuerza, habilidad, equilibrio y una postura adecuada, y una ropa estrecha o unos zapatos grandes no le ayudarán.

 


Naturalidad y comodidad


““bebé””

Cuando empieza a andar, la ropa de tu bebé tiene que ser cómoda, que le permita moverse con facilidad y levantarse del suelo cada vez que se caiga. Es importante que los adornos, lazos y cordones no se enreden con los muebles o los pueda pisar si se desatan. Además, procura que la ropa ni le apriete ni le quede ancha en exceso, así como que el largo de los pantalones y vestidos sea el adecuado para que no los pueda pisar y tropezar con ellos.

Algo práctico es que la ropa sea fácil de lavar, ya que se caerá muy a menudo y estarás continuamente lavando; además, si la ropa es de tejidos naturales transpirará más y hará que el niño se sienta más cómodo.

Estas recomendaciones sobre la ropa son importantes, aunque lo fundamental es un buen calzado que permita a tu bebé andar con seguridad y sin tropezarse. Es importante que sepas que el pie de tu bebé está en constante evolución, creciendo una media de tres centímetros al año. Durante los tres primeros años de vida, verás como ese pie redondito va cambiando poco a poco: al principio tiene los pies planos, con el arco plantar sin desarrollar, con una gruesa capa de grasa y con las articulaciones de sus piernas y pies muy flexibles, por eso giran y doblan los pies con tanta facilidad.


Pies con libertad de movimiento


““bebé””

Para proteger este precioso pie a la hora de caminar, lo primero que tienes que saber es que lo mejor es que tu hijo ande descalzo, de modo que reserva los zapatos tan solo para cuando vaya a la calle. Y a la hora de elegirlos, piensa que el pie crece muy rápido y tendrás que comprar pares cada dos o cuatro meses, por lo que es mejor no comprarlos antes de tiempo por si luego no los puede estrenar por pequeños. Hay expertos que aseguran que tampoco es bueno que los niños hereden zapatos de los hermanos, ya que cada uno los marca con su manera especial de caminar.

El zapato para bebé que elijas tiene que permitir mover los pies con libertad, y no ser ni grande ni pequeño. Para saber cuál es su talla, sus deditos no deben tocar el frente del zapato y antes de abrochárselos debe entrar entre su talón y la parte posterior del zapato un dedo tuyo. De todos modos, obsérvale al andar para ver si tropieza o se tambalea, lo que será señal de que no son cómodos para él. Deben estar confeccionados con un material ligero que permita circular el aire y que sus piececitos no suden en exceso, y ser flexibles para que pueda mover el pie. Lo ideal es que sean de forma cuadrangular, con refuerzos laterales y posteriores, suelas antideslizantes y con poco tacón.


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