Cómo elegir bicicleta estática

Cada vez que empieza un año o acaba un verano, llenamos listas con cientos de propósitos y buenas intenciones que intentamos conseguir con mayor o menor acierto. Sin duda, el de hacer ejercicio es uno de los más frecuentes, y comprar una cinta para correr, o una bicicleta estática para usar en casa puede ser el primer paso para realizarlo.

Como ejercicio cardiovascular que es, montar en bicicleta estática ayuda a bajar de peso y a sentirse mejor, pero además tiene muchos otros beneficios: disminuye el colesterol y la tensión arterial; ayuda a quemar grasas e hidratos de carbono, el combustible de nuestro organismo; potencia la secreción de endorfinas, que mejoran nuestro humor y nos hacen sentir felices; aumenta el flujo sanguíneo y la capilarización, mejorando la circulación, y mejora la capacidad pulmonar, evitando que nos fatiguemos con el más mínimo esfuerzo.

Tipos de bici según su uso

Dependiendo de cómo y con qué fines vayamos a utilizar la bicicleta estática, tendremos que elegir una u otra.

Para ejercicio suave: En primer lugar, están las bicis diseñadas para realizar un ejercicio suave. En general, son las más adecuadas para principiantes y para quienes la necesitan para llevar a cabo algún tipo de rehabilitación. En estas bicicletas estáticas, la atención se centra en el confort y no en las prestaciones, por lo que la postura sobre ellas es relajada y con la espalda recta.
Para deportistas frecuentes: Las bicicletas para deportistas frecuentes, también llamadas “de uso cardio”, aúnan el confort lumbar y la resistencia, para que el ejercicio sea más intenso. De esta manera, el usuario puede cambiar varias veces de postura durante el entrenamiento e incrementar así la potencia de pedaleo.
De alto rendimiento: Por último, están las bicicletas estáticas de alto rendimiento, en las que toda la atención se centra en la potencia de pedaleo y en la resistencia que ofrece, por lo que la espalda del usuario está muy inclinada hacia delante. La comodidad disminuye, pero aumenta sensiblemente la intensidad del ejercicio.

Aspectos esenciales

Además de las características propias del tipo de uso que le vayamos a dar a la bicicleta estática, hay una serie de aspectos y elementos en los que debemos fijarnos bien antes de realizar la compra. El primero de ellos es la resistencia de la bicicleta; aunque lo normal es que al principio no la usemos, con el tiempo se agradecerá tener un aliciente extra para subirse a la bici. Algunos modelos permiten ajustarla mediante un freno magnético (recomendado para deportistas avanzados) o mediante uno electromagnético (para principiantes). Gracias a ella podemos aumentar la cantidad de esfuerzo necesaria para pedalear, incrementando así la intensidad del ejercicio y maximizando sus resultados.

El sistema de inercia de la bicicleta es un elemento muy importante, ya que es el que regula la fluidez del pedaleo, haciéndolo más cómodo y regular o más incómodo y brusco. Se mide en kilos, y las cifras recomendadas son de en torno a cinco para principiantes y a partir de ocho y hasta veinte para expertos.

En la fluidez del pedaleo también influye el peso de la rueda: cuanto más pesada sea, más trabajo costará hacerla girar y, por tanto, menos fluido será el pedaleo. El tercer factor que determina esta fluidez es el sistema de transmisión.

La pantalla que se encuentra en medio del manillar recibe el nombre de la consola de la bicicleta, y es el elemento a través del cual controlaremos todos los aspectos del ejercicio. A su vez, la consola nos proporcionará información detallada acerca de la velocidad desarrollada, la distancia recorrida, el tiempo transcurrido, nuestro ritmo cardiaco o las calorías quemadas. Nos permitirá cambiar el programa de entrenamiento, aumentar la resistencia o conectar un dispositivo para escuchar música mientras pedaleamos. Antes de comprar la bicicleta, debemos asegurarnos de que la consola integra todos los elementos que estamos buscando y de que es sencilla de manejar y fácil de leer.

Una bicicleta estática tiene elementos que debemos analizar como si de una bici tradicional se tratara. El primero de ellos es el sillín, donde nos sentaremos para realizar el ejercicio. Por ello, debe ser cómodo y regulable en altura y, a ser posible, también en inclinación. Lo ideal es que el manillar también pueda regularse en altura y profundidad, para conseguir que la bici entera se ajuste perfectamente a nuestra anatomía.

Factores a tener en cuenta: accesibilidad, estabailidad y tamaño

En el momento de la compra, tampoco debemos perder de vista otros tres factores esenciales: la accesibilidad, la estabilidad y el tamaño de la bicicleta estática. Tanto a la hora de subirnos como a la de bajarnos de ella, el acceso debe ser cómodo, sin que tengamos que hacer esfuerzos innecesarios o correr el riesgo de terminar en el suelo. En cuanto a la estabilidad de la bicicleta, hay que señalar que cuanto mayor sea el peso y cuanto más separados estén los pies de la bicicleta entre sí, más estable resultará, y menos probabilidades tendremos de que se tambalee mientras pedaleamos. Algunos modelos incorporan un sistema especial de estabilización que ajusta la bici al suelo aunque haya pequeños desniveles.

El tamaño no tiene por qué ser un problema ya que estas bicicletas suelen ubicarse en una sala de la casa y no moverse. No obstante, muchos modelos tienen un diseño que permite que la bicicleta sea plegable y reducir considerablemente su tamaño, pudiendo incluso llegar a esconder la bici detrás de una puerta o bajo la cama.

Cuidado, eso sí, con el lugar que elegimos para situar la bicicleta: si la ponemos cerca de una ventana, la luz del sol podría deteriorar la consola, y en invierno podríamos quedarnos helados después de sudar en el entrenamiento si la ventana no está bien aislada.

Los fabricantes siempre indican el peso máximo del usuario de sus bicicletas estáticas, y debemos respetar ese dato a rajatabla ya que, en caso de no hacerlo, podríamos dañar el motor o la estructura del aparato. Conviene, además, comprar una bici cuyo peso máximo permitido supere ampliamente el nuestro, por si en el futuro cogiéramos unos kilos de más.

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