Cómo elegir irrigador dental

Hoy en día existen muchos medios para mejorar nuestra higiene bucodental. Ya no es necesario acudir al dentista para complementar nuestro cepillado de dientes diario con otros medios que nos ayuden a eliminar la placa bacteriana y los restos de comida, como es el caso de los irrigadores dentales.

Los irrigadores dentales son aparatos que nos ayudan a eliminar los restos de comida y placa bacteriana que se acumulan entre dientes y encías a través de la inyección de chorros de agua a presión. Esta práctica nunca puede sustituir al cepillado de dientes, sino que es una medida complementaria.

Los irrigadores dentales están especialmente indicados para eliminar la placa dental en las zonas de más difícil acceso como los huecos entre dientes; para masajear las encías en los casos de gingivitis o sangrado de encías; y para las personas con ortodoncia. Estos aparatos también ayudan a mejorar las salud bucodental en casos de implantes dentales, periodontitis o mal aliento.

A la hora de elegir un irrigador dental hay que tener en cuenta varios aspectos:

Fijo o portátil

Los irrigadores fijos son óptimos si van a ser utilizados por varios miembros de la familia, ya que tienen un depósito más grande, un mayor rango de modos de limpieza y ajustes de presión. Sin embargo, es necesario tener más espacio en el baño y ofrecen menor libertad de movimientos, ya que suelen estar alimentados con cable.
Los irrigadores portátiles son más pequeños y ergonómicos. Además, estos suelen alimentarse mediante batería. Es importante prestar atención a la autonomía de la batería. Un irrigador con una buena autonomía suele durar entre 15 a 20 días una vez cargado. Fíjate también que incluya un indicador de batería para saber cuándo cargarlo.

Tecnología

Los irrigadores funcionan a través de un chorro de agua a presión que puede incluir una tecnología más básica o más compleja en función de sus capacidades.

chorro de agua simple

Existen otros irrigadores que combinan la inyección de agua con microburbujas de aire que consiguen eliminar la suciedad por debajo de la línea de las encías.
Algunos irrigadores tienen modos de limpieza específicos donde la intensidad del chorro y la duración varía para adaptarse a tipos de limpieza específicos, como la tecnología ultrasónica que elimina las bacterias ocultas en las bolsas periodontales.

Velocidades, potencia y temporizador

Elegir la potencia adecuada es fundamental para que el chorro de agua sea lo suficientemente fuerte para limpiar bien los dientes y encías pero no demasiado para evitar dañar las encías sensibles. Por eso, y sobre todo, si vas a compartir el irrigador con otros miembros de la familia, es conveniente que este tenga varias velacidades que te permitan regular la potencia del mismo.

También es importante que el aparato realice movimientos rotatorios y oscilaciones para conseguir una mayor limpieza y eliminar la placa. Las oscilaciones por minuto miden la eficiencia de estos movimientos, ya que cuanto mayor sean, más óptima será la limpieza de tu boca.

Algunos de estos dispositivos también incluyen temporizadores para programar el tiempo que quieres que el chorro de agua a presión incida en tus dientes o encías, o para dividirlo en varias secuencias.

Depósito de agua

La capacidad del depósito de agua va directamente relacionado con otro aspecto fundamental a la hora de elegir un irrigador: las dimensiones y el peso.

Los irrigadores de mayor tamaño pueden incluir un depósito de hasta 1 litro de capacidad, aunque lo normal es que se encuentren entre 400 a 650 ml. Estos tienen la ventaja de que no tienes que estar cargándolos cada poco rato, sin embargo, son más pesados y voluminosos.
Los irrigadores portátiles tienen depósitos de entre 100 y 200 ml ya que el depósito esté en el propio mango del irrigador. Estos tienen menos autonomía pero son más cómodos y manejables.

Comodidad

Como ya hemos comentado, su tamaño determina en gran medida la comodidad del mismo. No obstante, el mango puede tener un diseño más o menos ergonómico independientemente de que sea un irrigador más o menos pequeño.

Otro factor a tener en cuenta es que incluya un compartimento para guardar las boquillas o incluso un hueco para enrollar el cable. Estos pequeños detalles pueden marcar la diferencia a la hora de guardar el dispositivo en nuestro baño.

Número de cabezales

Otro dato a su favor es que el irrigador incorpore varias boquillas o cabezales adaptados a cada tipo de limpieza o tratamientos especiales como en el caso de las ortodoncias o en aquellas ocasiones que queremos que llegue a la bolsa periodontal. Algunos irrigadores incorporan incluso un cepillo de dientes para englobar en el mismo aparato todos los cuidados que nuestros dientes necesitan.

Además, si el dispositivo viene con varios cabezales, no será necesario que compres boquillas de recambio.