Río+20 ¿Es posible un mundo mejor?

20-22 junio. Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Desarrollo Sostenible

En 1992, apenas un mes antes del comienzo de nuestras olimpiadas de Barcelona, y gracias al interés y el impulso de los 178 gobiernos participantes, tuvo lugar en la ciudad braslileña de Río de Janeiro la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Medio Ambiente y Desarrollo, denominada también ‘Cumbre de la Tierra’; en la que se trazarían las líneas maestras que han de conseguir un crecimiento más respetuoso con el Medio Ambiente y que asegure el desarrollo económico y social, es decir, lo que se ha aceptado en llamar el desarrollo sostenible.
Su Programa 21 constituyó, en aquel momento, un hecho histórico en la tarea de asegurar el futuro del planeta.

Desde entonces y hasta ahora, diferentes puntos de la geografía han acogido sucesivos encuentros mundiales en los que se han analizado y revisado las pautas y metas establecidas entonces para la transición hacia un modelo más responsable con el Medio Ambiente, viable en términos económicos y más equitativo con la humanidad.

Hoy, dos décadas después, y en el mismo lugar, asistimos a Río20, la cuarta Conferencia de las Naciones Unidas sobre Desarrollo Sostenible donde contamos con una nueva oportunidad para encauzar el rumbo de forma definitiva y refrendar el compromiso de dirigentes y líderes mundiales frente a los retos ambientales y sociales.

La voz de la naturaleza
A pesar de los esfuerzos internacionales, reuniones y conferencias, el planeta sigue alzando su voz de forma clara y, veinte años después, los desafíos son aún más apremiantes:

Somos más y más concentrados.
La población mundial ha crecido un 26% y el 50% del total vive en las ciudades. Este modelo urbano supone un consumo del 75% de la energía total y el 80% de las emisiones de carbono globales.

- El cambio climático ya no es un rumor.
La temperatura media global es 0,4ºC más alta, el nivel del mar sube 2,5 mm cada año, la superficie del Ártico se ha visto reducida en un 35% y las emisiones de CO2 han incrementado en un 36%.

- El avance de la deforestación.
Mientras que en Europa y Asia las masas forestales se mantienen estables o han crecido gracias a los programas impulsados, grandes áreas de bosques han desaparecido especialmente en América del Sur y África. De forma global, se ha experimentado un descenso de 300 millones de hectáreas de bosque.

- Menos biodiversidad.
El descenso global experimentado se cuantifica en un 12%, siendo más acusado en los trópicos donde la cifra alcanza el 30%. Además, el 33% de los stocks pesqueros están recuperándose, sobreexplotados o agotados.

- Más energía y materias primas.
El uso global de los recursos naturales ha ascendido un 40%, la producción de plásticos se ha incrementado en un 15% anual y del total del suministro energético, el 13% procede de fuentes renovables (tan solo un 0,3% de la eólica y la solar).

- El agua, preciado tesoro.

A pesar de haberse incrementado un 13% el acceso a agua potable, aún la mitad de la población que vive en regiones en desarrollo carece de un saneamiento adecuado. Por otro lado los campos que cuentan con riego han aumentado un 21%, lo que constituye una presión adicional sobre la disponibilidad de recursos hídricos.

Misión y objetivos. Una nueva esperanza
Inmersos en este contexto ambiental, la esperanza de Río20 requiere que la unión de voluntades se materialice en acuerdos, compromisos y metas concretas que sean vinculantes y aplicables a cada uno de los países y gobiernos participantes.

Los objetivos a los que tiene que hacer frente, pasan inevitablemten por la renovación del compromsio político a favor del desarrollo sostenible, la evaluación de los progresos logrados hasta este punto y cómo hacer frente a los nuevos retos que se plantean.

Dos grandes temas presidirán la reunión: la transición hacia una economía verde y el refuerzo del marco legal e institucional, que a su vez determinan siete áreas de actuación:

La protección de los océanos evitando la sobreexplotación pesquera y la destrucción de ecosistemas.
- La reducción de la deforestación y una mejor ordenación de los bosques.
- La conservación y gestión de los recursos hídricos, evitando la desertificación.
- El incremento del uso de las fuentes de energía renovables.
- La mejora de la eficiencia y la calidad de vida en las ciudades.
- La transición hacia una economía verde.

El carácter estratégico de la ‘Cumbre’ queda de manifiesto en la cantidad de agentes sociales y voluntarios que ya se han manifestado y que de una u otra manera están participando activamente, enviando sus recomendaciones, propuestas y documento con el anhelo de que Rio de Janeiro se convierta, de nuevo, en una nueva esperanza.

Nos encontramos ante un escenario idóneo para la creación de alianzas, un momento crucial que podrás seguir en la página oficial de la conferencia.

El concepto de "economía verde"
Hasta nuestros días, todo el crecimiento económico y el desarrollo de la humanidad a nivel mundial ha sido posible gracias a la disponibilidad de bienes y servicios que proceden de la naturaleza y de los que depende el sustento del ser humano. En las últimas décadas este nivel de desarrollo ha sido alcanzado con un precio muy alto, agotando en parte estos recursos naturales, degradando los ecosistemas y sin dar la tregua suficiente para que las reservas se regeneren.
Dichos modelos de producción han beneficiado a centenares de millones de personas a costa de la reducción del capital natural, limitando la cobertura de las necesidades de la población que habitará este planeta en un futuro.

Ante este panorama y en el contexto de la actual crisis económica, ambiental y social, se hace necesario el planteamiento de un modelo de crecimiento más sostenible, y ese nuevo modelo encuentra en el concepto de ‘economía verde’ un eje fundamental.

El Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) considera que ‘una economía verde debe mejorar el bienestar del ser humano y la equidad social, a la vez que reduce significativamente los riesgos ambientales y las escaseces ecológicas.’

Un modelo en el que sus procesos tienden a reducir las emisiones de carbono y la contaminación, promover la eficiencia energética y uso sostenible de los recursos, evitando la pérdida de la biodiversidad y los servicios que nos aportan los ecosistemas. Dentro de este cambio serán clave los sectores de la agricultura, la pesca, la energía, la fabricación de productos, el reciclaje, la construcción y el transporte.

La transición hacia una economía verde requiere de un periodo de adaptación donde se configuren circunstancias favorables como normativas, incentivos, infraestructura jurídica, políticas, protocolos comerciales y un mercado internacional adecuado para este cambio.

Las decisiones en el ámbito empresarial, en la contratación pública, así como en el consumo doméstico propiciarán la adopción de tecnologías ambientales. Es necesario un nivel de sensibilización mayor que garantice que en este mundo se favorezca el impulso de la economía verde.

Fuentes
PNUMA. Seguimiento a nuestro medio ambiente en transformación. Desde Río a Río20 (1992-2012).
PNUMA. Hacia una economía verde.
OSE. Retos para la Sostenibilidad: Camino a Río20. Economía verde y refuerzo institucional para el desarrollo sostenible.

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